Amazonas

AMAZÔNIA

El avance de las invasiones de tierras indígenas en la región del municipio de Boca do Acre, en el estado de Amazonas, se ha convertido en algo muy frecuente en los últimos años. La Tierra Indígena de Valparaíso, del pueblo Apurinã, se encuentra en la orilla derecha del río Purus, a unas tres horas y media en barco desde la ciudad. El territorio está bordeado por dos lagos -Bom Lugar y Conceição do Desterro- y seis arroyos -Retiro, Preto, Cajarí, Caruaru, Apragata y Escondido- que son los principales proveedores de alimentos para los apurinã.

Este territorio viene siendo reclamado para su demarcación por un grupo del pueblo indígena Apurinã desde 1991. Sólo en 2002 el Ministerio Público advirtió la demanda. En 2003, la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) creó un grupo de trabajo para iniciar el proceso de identificación, que luego fue abandonado. Hasta la fecha no se ha iniciado el proceso de demarcación del territorio, dejando al pueblo amenazado por la acción de los acaparadores de tierras.

Los antepasados de los Apurinã vivían en esta zona, lo que se corrobora con la existencia de un cementerio tradicional[1]. Sin embargo, los ancianos, sin imaginar el alcance de la codicia del hombre blanco, no se preocuparon por la lucha por la demarcación del territorio, algo por lo que la generación actual está luchando. Son pocos los ancianos que viven en la zona, y sus descendientes mantienen el respeto y el cuidado del cementerio y la organización interna de las viviendas y la cultura.

Al principio de la lucha por la demarcación, la superficie reclamada era de 56 mil hectáreas. Sin embargo, ante las constantes invasiones por parte de pequeños, medianos y grandes productores, y para evitar conflictos con ellos -situación que se sumó a la promesa de que la demarcación se llevaría a cabo en 2003-, los apurinã renunciaron a parte de su territorio tradicional y, a través de un acuerdo firmado con organismos federales (Funai y el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria, Incra)[2], pasaron a reclamar sólo 27.000 hectáreas[3].

Actualmente, el pueblo está organizado en tres aldeas en el territorio. El proceso de demarcación está paralizado y cada año el territorio es devastado por los acaparadores de tierras. Las invasiones siguen un patrón habitual, como informa Antônio José Apurinã, cacique general de la tierra indígena:

Los invasores de nuestro territorio son los madereros y los ganaderos, y actúan organizados de la siguiente forma: primero llegan los madereros y cortan las maderas duras para venderlas. Al año siguiente, en verano, prenden fuego a la zona talada y, cuando llega el invierno, utilizan aviones para sembrar la hierba. El último paso es cercarlo y meter el ganado. Actúan así y de esta manera todos los años hay tala con robo de madera, quema y formación de pastos y haciendas.
Notas
Hay un informe de campo elaborado por dos indígenas -Francisco Apurinã, antropólogo, y Felipe Apurinã, abogado- en el que hay mucha información sobre el territorio indígena. Informe de campo: Visita as Terras Indígenas Lourdes/Cajueiro e Apurinã do Valparaíso, município de Boca do Acre, Estado do Amazonas (2020).
En ese momento se creó un asentamiento de Incra y hoy en día, en este sitio, hay ranchos de ganado. Los pequeños agricultores se vieron obligados a vender sus lotes a los grandes terratenientes.

Clima de amenaza y resistencia

Boca do Acre es un municipio situado en el sur del Amazonas, a unos mil kilómetros en línea recta de la capital, Manaos. Es una región con gran expansión de la ganadería, con invasiones de tierras y ocupación ilegal, en su mayoría por personas provenientes de otros estados, como Mato Grosso, Santa Catarina, Rondônia, entre otros. Con el apoyo del actual gobierno, la ocupación ilegal de la Tierra Indígena Valparaíso se ha agravado. Antes del gobierno de Bolsonaro, el proceso se realizaba a pequeña escala, mientras que hoy las invasiones son a mayor escala.

En agosto de 2019, en el llamado “día del fuego”, un grupo de seis terratenientes realizó una gran quema que incluso se extendió por una superficie de 600 hectáreas en la ribera del arroyo Retiro, destruyendo así varios castaños centenarios[4]. De este modo, también se destruyó el medio de vida de muchas familias, ya que los apurinã recogen castañas de Brasil como fuente de ingresos[5].

Como resultado de enfrentar estas invasiones y devastaciones, el clima de amenaza que viven los indígenas es constante. En mayo de 2020, el cacique general recibió una amenaza de muerte y una orden judicial de desalojo. La decisión judicial se basó en una denuncia registrada por un concejal municipal, Francisco Gonçalves de Sales (Partido Progressista), conocido como Mapará, que tiene una finca dentro del territorio indígena y acusa a los indígenas de ser invasores del mismo.

El parlamentario entra en la tierra indígena acompañado por miembros de su familia y portando armas de fuego. También deja mensajes a los vecinos como forma de intimidación. El cacique ha registrado en la policía denuncias de los hechos y, sin embargo, no ha recibido ninguna respuesta de la justicia local. Por eso, ha presentado denuncias ante el Ministerio Público del estado de Amazonas y la 6ª Sala del Ministerio Público Federal y está a la espera de que se tomen medidas.

En 2020, los Apurinã constataron la deforestación de 400 hectáreas en las orillas del igarapé Apragata, cerca del lago Bom Lugar. Las amenazas se presentan de diversas formas: armas de fuego, tala de árboles a gran escala, caza y pesca depredadoras, pulverización de pesticidas que contaminan los lagos y arroyos y contaminan los peces, que son una parte importante de la alimentación de los indígenas.

La resistencia del pueblo es permanecer en la tierra, vigilando los límites con el apoyo y ayuda de los aliados de la causa indígena, distribuyendo las viviendas en el territorio y denunciando las irregularidades y persecuciones a los órganos competentes, manteniendo sus creencias en el Dios TXURA y en la Madre Naturaleza.

Notas

Véase el artículo “O ganha-ganha por trás das queimadas amazônicas” [El beneficio de la quema de la Amazonía]. Amigos da Terra, 2019. 

Sobre la relación de la Apurinã con la castaña, véase.

Ivanilda Torres dos Santos es miembro del Consejo Indigenista Misionero (Cimi), Región Amazónica Occidental. Actualmente es coordinadora regional y trabaja en la sede regional de Rio Branco (AC).

Antonia Silva es de la Regional Amazónica Occidental de Cimi y actualmente trabaja en el equipo de Boca do Acre/AM.