La carretera BR-319 está situada en el corazón de la selva amazónica. Se inauguró oficialmente en 1976 y permaneció con tráfico constante hasta 1988. Debido a los elevados costes de mantenimiento, considerados poco rentables por su escaso uso, la carretera fue abandonada por el gobierno a finales de la década de 1980. A lo largo de sus 885 km de recorrido hay 63 pueblos indígenas, que en total suman 18.000 personas afectadas por la rehabilitación de la carretera, en un perímetro de 150 km a ambos lados.
Pueblo Pirahã, impactado por la BR-319. Créditos: Pedro da Silva Souza, Equipo CIMI Madeira -Regional Norte I
Pueblo Pirahã, impactado por la BR-319. Créditos: Pedro da Silva Souza, Equipo CIMI Madeira -Regional Norte I

En el interfluvio Purus-Madeira – entre Amazonas y Rondônia – hay puntos críticos identificados como focos de expansión de deforestación. Entre sus principales vectores está la recuperación y reconstrucción de la BR-319, además de la construcción de otras carreteras estatales ya previstas (AM-366, AM-364, AM-360 y AM-356), que agravan los riesgos sobre estas zonas como consecuencia del aumento del flujo de personas en la región. A lo largo de la carretera BR-319, el bosque está sometido a la mayor presión humana de su historia.

En 2020, se deforestaron 9.849 hectáreas en las 42 unidades de conservación (UC) supervisadas por el Observatorio BR-319. La Reserva Extractiva (Resex) Jaci-Paraná lideró el ranking de deforestación en casi todos los meses del año, a excepción de febrero y marzo. Con 7.203 ha de áreas deforestadas, esta UC representó el 73% del total deforestado en las 42 UCs en 2020. El mismo año, se deforestaron 1.810 ha en las 69 Tierras Indígenas (TI) vigiladas por el OBR-319. La Tierra Indígena Karipuna fue la que presentó la mayor superficie deforestada (526 ha). Esto representa el 29% de la superficie total deforestada de los territorios indígenas monitoreados. Además, esta TI lideró el ranking durante más tiempo: seis meses en 2020.

Notas

Observatorio BR-319. Boletín nº15, enero 2021.

Terras Indígenas nas proximidades da BR-319 - Trecho do meio.
Terras Indígenas nas proximidades da BR-319 - Trecho do meio. Crédito: F. Gerona Plá / CIMI.

La reconstrucción y repavimentación de la BR-319 provocará consecuencias perversas para los pueblos indígenas y la diversidad ecológica de la región. Por ello, la carretera que conecta Manaos, en el centro de la Amazonia, con Porto Velho, en el extremo sur de la selva, se considera uno de los puntos más críticos desde el punto de vista de la protección ambiental, debido a la posibilidad de conectar el arco de la deforestación con la Amazonia Central, llevando consigo a los actores e inversiones causantes de la deforestación a una región de extrema socio-biodiversidad bastante preservada.

Cabe recordar que “arco de la deforestación” es como se denomina a la zona de los márgenes sur y este de la región amazónica brasileña que, además de la deforestación, presenta el mayor número de conflictos por la tierra y de asesinatos de activistas medioambientales, campesinos y pueblos tradicionales. Por tanto, la expectativa de reconstrucción y repavimentación de la carretera aumenta la presión sobre la vasta zona de selva tropical en la parte occidental del estado de Amazonas, debido al aumento del flujo de personas en la región. Como sabemos, los procesos de apertura de caminos laterales y el aumento demográfico por la migración son responsables de la deforestación, la extracción de madera, los incendios forestales, el acaparamiento de tierras y los brotes de malaria, entre otros impactos. Aunque existe una visión difundida por la lógica desarrollista de que la carretera BR-319 puede traer prosperidad económica a los municipios que se encuentran a lo largo de ella (acortando las distancias y los costes de transporte), es importante decir que si no hay medidas efectivas para aumentar la gobernanza y fortalecer la capacidad de gestión ambiental, es probable que la carretera propicie la ocupación y explotación de los recursos naturales y aumente drásticamente la deforestación en la región.

La BR-319 aumenta la presión sobre las tierras indígenas y las unidades federales de conservación en el área de influencia de la carretera, causando diversos impactos ambientales, según el representante del Instituto Chico Mendes para la Conservación de la Biodiversidad (ICMBio), Victor Bruno ( gestor de Resex Lago do Capanã Grande): “Ha habido un aumento de las violaciones ambientales – invasiones y subdivisiones – a lo largo de la carretera por parte de los migrantes de otros estados desde 2015 hasta ahora. En este sentido, la venta de tierras ha aumentado dentro de la franja de dominio de la BR, que pertenece a la Unión, y por lo tanto son adjudicaciones irregulares”. Se trata de un fenómeno habitual que sigue al anuncio de proyectos de este orden: el aumento del acaparamiento y la especulación inmobiliaria en el eje de las vías, apostando por la revalorización de los precios del suelo. En otras palabras, incluso antes de que comiencen las obras, los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales de la región ya sienten la presión sobre sus territorios.

En una Audiencia Pública, realizada el 20 de febrero de 2018 en el Ayuntamiento de Manicoré (AM), para tratar el proceso de reapertura de las carreteras BR-319 y AM-364, el agente del ICMBio también señaló que “el ancho de vía que existe hoy es insuficiente para el tránsito de personas y de carga (mercancías), y puede haber más demanda para la apertura de otras áreas, causando deforestación y el soterramiento de los canales que alimentan el río Purus y el río Madeira”. Por último, precisó que la BR tiene un tránsito intenso de animales silvestres.

Con la omisión del Estado en cuanto a las exigencias de planificación y fiscalización del territorio en el área de la carretera BR-319, se observa la ocupación de estas áreas con fines especulativos, deforestación ilegal y conflictos agrarios. Según el cacique Waldemiro Farias da Silva Apurinã, los ganaderos están construyendo un ramal ilegal para conectar Tapauá, en el río Purus, con la BR-319 con el uso de maquinaria del municipio. Esto amenaza las Tierras Indígenas Apurinã do Igarapé São João de São João y Apurinã do Igarapé Tauamirim, además del Parque Nacional Nascentes do Lago Jari. Como señala el investigador Philip Fearnside: “El cacique informó que los invasores no son indígenas y que los indígenas tienen mucho miedo de ir a esas zonas, porque la tala de árboles es masiva incluso dentro de la Tierra Indígena, poniendo en peligro a todas las aldeas. Según el cacique, los indígenas están siendo amenazados”.

Notas

Audiencia pública realizada el 20 de febrero de 2018, a las 18 horas, en la Cámara Municipal de Manicoré/AM, para discutir el proceso de reapertura de las carreteras BR-319 y AM-364.

Audiencia pública realizada el 20 de febrero de 2018, a las 18 horas, en la Cámara Municipal de Manicoré/AM, para discutir el proceso de reapertura de las carreteras BR-319 y AM-364.

Philip M. Fearnside. Região Trans-Purus, a última floresta intacta: 2–A ameaça do Ramal de Tapauá. En: Amazônia Real, 31/08/2020.

Fearnside, 2020.
Construcción ilegal del ramal en TI de São João. Crédito: Pedro da Silva Souza, Equipe Madeira do CIMI - Regional Norte I.
Construcción ilegal del ramal en TI de São João. Crédito: Pedro da Silva Souza, Equipe Madeira do CIMI - Regional Norte I.
Construcción ilegal del ramal en TI de São João. Crédito: Pedro da Silva Souza, Equipe Madeira do CIMI - Regional Norte I.
Construcción ilegal del ramal en TI de São João. Crédito: Pedro da Silva Souza, Equipe Madeira do CIMI - Regional Norte I.
Relevamientos realizados por el Consejo Indigenista Misionero (CIMI) señalan también la existencia de dos grupos indígenas “aislados” próximos a la Tierra Indígena del pueblo Juma, amenazados por la apertura de un ramal de carretera que parte de la comunidad de Belo Monte, en la margen derecha del río Purús, y va en dirección al distrito de Realidade en la carretera BR-319. Uno de ellos, conocido regionalmente como “Isolados do Igarapé Jacareúba””, ubicado en los municipios de Lábrea y Canutama, se presume del pueblo Katawixi. El otro grupo indígena se encuentra en la región donde tuvo lugar la masacre de 1964, en los arroyos Onça y São Miguel, en el río Itaparanã, en los municipios de Tapauá y Canutama, en Amazonas, y se presume que son supervivientes de esa tragedia.
Mapa 2: Pueblos indígenas aislados del Río Jacaré/Itaparanã. Elaborado por Equipe Madeira: Pedro da Silva Souza, CIMI Regional Norte I. 

Mapa 2: Pueblos indígenas aislados del Río Jacaré/Itaparanã. Elaborado por Equipe Madeira: Pedro da Silva Souza, CIMI Regional Norte I. 

Hay que destacar también que no se consultó a los grupos indígenas sobre el proyecto de reconstrucción de la BR-319, como exige el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), firmado por Brasil, y como lo exige la legislación brasileña. Este posible atropello del gobierno federal al no consultar a las comunidades tradicionales y a los pueblos indígenas fue denunciado en agosto de 2020 al Ministerio Público Federal a través de una carta enviada por el cacique Valdomiro Farias da Silva Apurinã, del pueblo Apurinã, cuyas tierras están en el municipio de Tapauá. Hasta ahora, el gobierno no ha mostrado ninguna voluntad de planificar ninguna consulta con las comunidades tradicionales no indígenas, como los ribereños que viven legalmente dentro de la Reserva Extractiva.
Taller sobre el derecho a la consulta con los apurinos en Tapauá. Crédito: Pedro da Silva Souza, Equipo Madeira do CIMI - Regional Norte I
Taller sobre el derecho a la consulta con los apurinos en Tapauá. Crédito: Pedro da Silva Souza, Equipo Madeira do CIMI - Regional Norte I

La Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas destaca los artículos 18, que establece que los pueblos indígenas tienen derecho a participar en la toma de decisiones sobre cuestiones que afectan a sus derechos; el artículo 19, sobre el consentimiento libre, previo e informado antes de adoptar y aplicar medidas legislativas y administrativas que les afecten; el artículo 29, sobre el derecho a conservar y proteger el medio ambiente y la capacidad productiva de sus tierras o territorios y recursos. Todos ellos han sido violados en la realización actual del proyecto BR-319.

La conclusión que se desprende de este escenario apunta a un agravamiento de las amenazas a los territorios indígenas y a la biodiversidad. Las tácticas utilizadas durante la dictadura militar (1964-1985) se repiten hoy y se anuncia una verdadera tragedia con la repavimentación de la carretera BR-319. Ahora más que nunca tenemos que garantizar el derecho a la vida de las generaciones presentes y futuras de los pueblos indígenas. Esto contribuye a la preservación de los diferentes biomas, la biodiversidad, el equilibrio climático, en definitiva, al bienestar del planeta y de la humanidad.

Vanildo Pereira da Silva Filho es abogado y trabaja como misionero indigenista en el Consejo Indígena Misionero – CIMI y en el Servicio Amazónico de Acción y Reflexión sobre Educación Socioambiental – SARES.

Paulo Tadeu Barausse es coordinador del Servicio Amazónico de Acción, Reflexión y Educación Socioambiental – SARES y miembro del Comité REPAM Norte AM/RR.