Maranhão
Amazonas-Cerrado
El territorio Boa Esperança está ubicado en el municipio de Formosa da Serra Negra, estado de Maranhão[1], a 481 km de la capital São Luís. Forma parte de un área de transición entre el Cerrado y la Amazonía hacia el sur del estado, entre los municipios de Alto Mearim y Grajaú.
El territorio fue trazado por pasos que vienen de lejos. Esta comunidad tradicional sertaneja comenzó a ser formada por quienes llegaron allí, en su mayoría huyendo de la sequía en Piauí y Ceará en la década de 1930: las familias del Sr. Ludogério y el Sr. Gonzaga. Pero recién en 1950, con la llegada del Sr. Lorenzo, padre del Sr. Joaquim Gomes, es que aquellos pasos endurecidos por la falta de agua, tierra y alimento suficiente encontraron en ese trozo de tierra un camino para esperanzarse. Esperanzarse en la permanencia en un nuevo lugar, esperanza en el uso común de la tierra, del agua y del bosque, con todas las dimensiones simbólicas que recuerda doña Anália Barros:
La historia narrada por Anália Barros habría motivado la creación del nombre Boa Esperança alrededor de 1950. Al estar cerca del río Corda[2], el territorio se benefició de la disponibilidad de agua, fundamental para la supervivencia de la vida humana, para los cultivos y también para los campos de cría de animales.
La comunidad está ubicada en un área de 9 524 hectáreas, pero las familias reclaman solo 3 225 hectáreas, ya que reconocen que esa es la parte de uso común. De acuerdo al Sr. Joaquim Gomes, los que se hacen llamar “dueños de la tierra” quieren esta zona porque es muy buena para la ganadería y para la siembra de soja, arroz y eucalipto. Actualmente, el territorio se encuentra bajo la protección de ocho familias, conformadas por hijos e hijas de los primeros pobladores y familiares que regresaron al territorio luego de migrar en busca de trabajo.
Notas
IBGE | Cidades@ | Maranhão | Formosa da Serra Negra | História & Fotos
El río Corda es un río brasileño que atraviesa el estado de Maranhão. Antes era conocido como el río “Capim”, ya que había muchas lianas que lo envolvían en forma de cuerda, de ahí el nombre de río Corda. Con una cuenca hidrográfica de 4700 km², su fuente está en la Serra da Canela, a unos 450 m de altitud, actualmente ubicada dentro de una gran hacienda llamada Agroserra en el municipio de Balsas, cerca de la ciudad de Fortaleza dos Nogueiras. Sus principales afluentes son los ríos Pau Grosso y Ourives, así como algunos arroyos como Pintado, Estiva, Fundo, Baixão do Sabonete y Baixão Lagoa de Dentro. De aguas claras y rápidas, recorre aproximadamente 240 km hasta desembocar en el río Mearim dentro del municipio de Barra do Corda. Información disponible para consulta en la página electrónica.
El proceso de grilagem (acaparamiento ilegal de tierras)
A lo largo de seis décadas, según Raniere Roseira, agente de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT, región Maranhão), “dentro de la cadena de dominio territorial, no existe un período exacto en el que sucedió la titulación de la tierra cuando las familias ya estaban instaladas en ese lugar”.
Los únicos documentos datan de 2015[3]. Hay acta de registro inmobiliario de la 1⁰ oficina extrajudicial de Grajaú/MA[4], de compraventa, realizada por José Rodrigues a Celso Antonio Lambais, de la ciudad de São Caetano do Sul en São Paulo, el 22 de diciembre de 2015, por el valor de 1 765 820 de reales. Veintidós días después, según consta en el mismo documento de registro inmobiliario, el inmueble fue incorporado a la sociedad GénesisAgro S/A[5], por el mismo Celso Antonio Lambais, con la justificación de aumentar el capital social de la compañía.
A partir de este año, hay una intensificación de los conflictos. La comunidad informa de la llegada del alguacil Deodato Coelho de Sousa[6], en junio de 2015, y del corredor grileiro (acaparador de tierras) conocido como Luís do Gerson, que estuvo en la comunidad en marzo de 2015, haciendo una oferta con dinero en efectivo para que las familias salieran de la comunidad. El 26 de junio de 2015 se presentó una denuncia penal contra los pobladores y, en 2016, se abrió un proceso de recuperación[7], ambos interpuestos por José Rodrigues (ya fallecido) y su hija Maria José Coelho Rodrigues.
Llegó el encargado con el alguacil, amenazando y diciendo que iba a traer personas a vivir a las casas. Cuando el alguacil llegó aquí, amenazó a mi madre anciana, en aquel entonces de 80 años, ahora ya fallecida, diciendo: Para dejar ese oficio soy yo, y para entregarlo también, pero era con un chicote[8] con un hueso en la punta, ¿entiendes? Haciendo ese tipo de amenaza.
Además, de acuerdo con relatos de los pobladores, hay tentativas de cooptación, amenazas, denuncias a la comisaría de la policía civil del municipio de Formosa de Serra Negra y al Ministerio Público del Distrito de Grajaú, además de ofensas e intimidaciones.
Las amenazas afectan a las familias y al mantenimiento de la riqueza del territorio, en especial de las tierras consideradas productivas, el bosque nativo y el agua, ya que la comunidad es bañada por el río Corda. Para las familias, el conflicto agrario que viven nace precisamente a raíz de estas riquezas, y de que el territorio tiene una buena ubicación. Está cerca de la carretera BR 226, lo que facilita el flujo de la producción. Además, el propio municipio tiene políticas ambientales frágiles que no garantizan la protección de los recursos naturales.
El testimonio de José de Queiroz Carvalho refuerza la importancia de salvaguardar no sólo los modos de vida, sino también el mantenimiento del lugar como espacio de reproducción cultural, social y económica de quienes se autodefinen como comunidades tradicionales. Este derecho está tutelado por el Decreto N°6.040 del 7 de febrero de 2007[9], que instituyó la Política Nacional para el Desarrollo Sostenible de los Pueblos y Comunidades Tradicionales, reconociendo “el fortalecimiento y garantía de los derechos territoriales, sociales, ambientales, económicos y culturales de los pueblos y comunidades tradicionales”[10]. Es también sobre el derecho a la permanencia que las familias del territorio de Boa Esperança han construido sus procesos internos de organización y protección del agua, la tierra, los animales y sus familias.
Notas
De acuerdo com la Ação Possessória Boa Esperança, con el oficio n⁰ 0001729-72.2015.8.10.0037.
Inscrita en el CNPJ (Cadastro Nacional da Pessoa Jurídica, Registro Nacional de las Personas Jurídicas) 18.604.440/0001-13, fundada en São Paulo en 2013.
Alguacil de la Secretaría Judicial del Juzgado Primero, de acuerdo al PROCESO N. 1730-57.2015.8.10.0037 (17302015).
Una especie de látigo de cuero con un hueso en el extremo que se utiliza para golpear a los animales.
Disponible para consulta en la página electrónica.
ALMEIDA, Alfredo W. B. de.; DOURADO, Sheilla Borges; MARIN, Rosa Elizabeth Acevedo (Orgs.); ed. Ver. E aum. Patrimônio Cultural: Identidade Coletivas e Reivindicações. Manaus: UEA Edições: PPGSA/PPGAS, UFAM, 2013.
Las dificultades de registro aumentan la inseguridad
Desde 2015, la comunidad ha estado asustada, pero enfrentando a sus oponentes. El hecho es que, hasta el momento, la comunidad solo logró presentar una denuncia (003/2016) el 12 de enero de 2016 ante la Delegacia de Polícia Civil del Municipio de Formosa da Serra Negra (MA). En ella, José de Queiroz Carvalho, hijo del Sr. Joaquim Gomes, denunció las amenazas contra la comunidad con la presencia física de cuatro hombres, entre ellos dos gerentes de la Fazenda Boa Esperança, conocidos como Antonio Arruda y André, quienes intimidaron a las familias para que dejaran de sembrar en los campos e informando desalojo de las tierras para facilitar la llegada de otros pobladores, que serían personas contratadas para trabajar como vaqueros.
Otros hechos no pudieron ser denunciados, a pesar de que la comunidad había intentado presentar una denuncia. En estos casos, los agentes de la comisaría de Formosa de Serra Negra alegaron un problema, como una falla en el sistema informático de la comisaría, falta de papel o la ausencia del delegado en la ciudad.
Por otro lado, los pobladores sufren denuncias infundadas registradas en actas policiales por parte de los presuntos propietarios, como las realizadas por Maria José Coelho Rodrigues, alegando que el Sr. Joaquim Gomes, de la comunidad Boa Esperança la estaría amenazando. En la primera, con fecha 18/03/2015, un motociclista supuestamente la amenazó de muerte. El lunes 25/05/15 habría sido dejada en la puerta de su casa una nota con un paquete que contenía 19 terrones de plomo y pólvora, así como cuatro espoletas calibre “32”. Según ella, la nota decía: “Para Bizeca, Joaquim”.
Para la comunidad, estas denuncias realizadas ante la comisaría del municipio de Grajaú tienen como objetivo criminalizar la lucha de las familias en el territorio y, en consecuencia, amenazar la vida de las personas de ese lugar.
Boa Esperança resiste en una región marcada por conflictos
Con todas estas dificultades para hacerse oír, la comunidad entendió que el camino a seguir era otro. Y, luego de una reunión en el territorio, decidió hacer un registro de todos los momentos en que hubo amenazas e intimidaciones. Los vecinos comenzaron a registrarlos por su cuenta, a través de fotos y reportes de los hechos, enviados a los agentes y asesores legales de la CPT para que los agreguen a sus archivos.
En un intento de una acción más colectiva, en 2018 la comunidad comenzó a articularse con otros territorios de la región[11] que sufren violencias similares: amenazas de muerte y expulsión de territorios, incendios provocados e inoperancia del Estado en cuanto a la seguridad de las familias y la garantía de permanencia en el territorio. Las comunidades sostuvieron reuniones con la Defensoría Pública del Estado, en un intento de confrontar en la corte estatal, ya que las familias del municipio no logran obtener la atención necesaria por parte de los órganos competentes al intentar presentar denuncias.
Notas
Pau Amarelo/Bem Feito, São Bento, Quirino, Imburana, Canto Alegre, Centro dos
Pretinhos, São José do Mearim, Cajá.
Es en este contexto más amplio de conflictos en la región que se inserta la comunidad de Boa Esperança, en la que las ofensivas se dan principalmente contra los posseiros (ocupantes de la tierra que tienen el derecho de posesión, pero sin documentación legal para que sean dueños). Según datos del Centro de Documentación Dom Tomás Balduíno (Cedoc/CPT), de 2011 a 2021, solo en el municipio de Formosa da Serra Negra hubo 49 ocurrencias de conflictos[12]. El 60% de los conflictos por la tierra fueron cometidos por grileiros (acaparadores de tierras) y, en el 81% de los casos, fueron los posseiros quienes sufrieron la violencia. La mayoría de estas violencias por la tierra ocurrieron en los últimos tres años (2019 a 2021), representando el 63% de ellas.
Notas
Hay 48 conflictos por la tierra y un conflicto laboral.
También de acuerdo a datos de la CPT, de los conflictos en Formosa da Serra Negra, hay un total de 84 ocurrencias de conflictos por la tierra entre 2011 y 2021 en la región. Los principales causantes también son los grileiros, con el 45% de las ocurrencias, seguidos por los terratenientes, que provocaron el 25% de los conflictos. Los posseiros son blanco del 64% de los casos de violencia registrados. También hay seis conflictos laborales, ocho conflictos por el agua, un campamento y una ocupación, totalizando 100 conflictos en el campo solo en la región durante el mismo período.
Comunidad realiza acciones para evitar incendios en el territorio
De 2015 a 2017, las familias sufrieron frecuentes situaciones de incendios adentrando en el territorio en áreas de pastizales, bosque nativo y cultivos. El fuego mantiene a las familias en constante vigilancia para evitar una posible propagación que podría llegar a casas, cultivos, manantiales y bosques nativos dentro del territorio.
Para nosotros el ganado es como un ahorro. (…) Es como si fuera el ahorro del banco, solo que nosotros no tenemos dinero en el banco, nuestro banco es la solta [el ganado creado libre] y el territorio. (…) Criamos el ganado criollo libre, nativo, en pastos naturales dentro del territorio, para eso necesitamos entender de qué se trata el territorio, incluso para definir el espacio que tenemos disponible para el ganado, que debe ser amplio. Si el ganado se cría uno encima del otro no se desarrollarán lo suficiente.
En la organización colectiva, la esperanza prevalece
Las familias construyen estrategias de autoprotección dentro del territorio en reuniones internas que se realizan de acuerdo a las necesidades o cualquier tipo de amenaza: ya sea el peligro de incendios, la llegada de forasteros, o incluso un debate sobre la distribución de los núcleos familiares dentro del territorio, para la definición y construcción de viviendas que geográficamente puedan ocupar de la forma más adecuada el espacio en ese lugar. También se debate la construcción de cercas para impedir el paso de grileiros, la instalación de brigadas de vigilancia del territorio, la construcción de cortafuegos en el curso del río y la autodemarcación que define la ubicación de cultivos, pastizales y otras áreas.
Darse cuenta de la importancia de la autoorganización fue crucial para que las familias del territorio construyeran sus demandas y buscaran con sus compañeros otras formas de garantizar la supervivencia y permanencia en el lugar.
El acceso a la energía eléctrica solo ocurrió a partir de diciembre de 2021, con el uso de tres motores diésel, y es considerado por las familias como un hito importante. Era una demanda antigua en el territorio por las dificultades de la región: de comunicación por teléfono celular (ya que están a 80km de Formosa de Serra Negra); de conservación de ciertos medicamentos, ya sea para ancianos o recién nacidos, y también la conservación de alimentos, como frutas y verduras.
La electricidad trajo una nueva forma de esperanza e hizo soñar a las familias con otras posibilidades, como procesar harina de yuca, comprar un molino de arroz y consumir y vender pulpa de frutas nativas que antes se perdían – pequi, bacuri, jaca, bacaba, etc.[13] La importancia de la electricidad no se limita solo a estas posibilidades, sino que posibilita compartir actividades laborales con el mantenimiento de sus tradiciones y el respeto a las diversidades en el territorio con el buen vivir.
Hombres, mujeres, jóvenes y viejos también iniciaron la construcción de un depósito de semillas criollas, con el objetivo de rescatar sus semillas de distintas variedades de frijol, como el corda, andu, búho, manteca o el siempreverde, así como tipos de arroz, por ejemplo el largo, común, rojo, “falda vieja”, maíz grande, habas, mandioca, ajonjolí blanco y negro, calabaza, okra, pepinillo, etc.
Asegurar esta diversidad es una forma segura de obtener suficiente cantidad y calidad en sus cultivos en el presente y para las futuras generaciones, así como mantener los conocimientos derivados de sus ancestros en el proceso de conservación y cuidado. Esto le ha dado al territorio de Boa Esperança el título de referencia en la región, con intercambio de semillas en espacios donde la comunidad logra estar presente, como en los encuentros de la Teia dos Povos (“Tela de los Pueblos”), que reúne a muchas comunidades y donde fue posible obtener semillas de otras variedades maíz, ajonjolí, calabaza, papa, yuca, frijol y arroz.
Ahora, el territorio se prepara para otros pasos en el camino de la continuidad de esta protección que las familias entienden importante para la perpetuación de sus futuras generaciones. La comunidad sigue pensando y buscando soluciones colectivas. Como resultado, se realizaron los primeros talleres para la construcción del protocolo comunitario del territorio, como instrumento político de organización interna, a partir de acuerdos regidos por la forma de hacer, crear y vivir de estas familias, reconociéndose como pertenecientes al territorio, fortaleciendo la autodefensa, los saberes ancestrales y la resistencia colectiva.
Las familias de este territorio tienen en la fe, el coraje y la presencia de la CPT, motivos para enfrentar el miedo y cumplir su sueño de poder construir y expandir otras formas de producir, vender y comunicar. No para escapar de lo que uno es, sino para proteger sus orígenes basados en los conocimientos tradicionales que los orientan y la forma en que se relacionan con los recursos naturales, con el mantenimiento de sus raíces plantadas y difundidas a través de mujeres, hombres, jóvenes, ancianos y de los niños y niñas que hacen de este lugar un lugar sagrado.
Notas
Linalva Cunha Cardoso Silva es agente voluntaria de la Comisión Pastoral de la Tierra (región Maranhão), licenciada en Historia y maestra en Cartografía Social y Política de la Amazonía.