Mato Grosso
AMAZÔNIA
El Proyecto de Desarrollo Sostenible – PDS Boa Esperança está situado en el norte de Mato Grosso, en el municipio de Novo Mundo, en territorio amazónico. Un centenar de familias luchan por la tierra allí, y desde 2005 acampan reclamando una parte de la Finca Araúna, dentro de la Nhandú Gleba, que pertenece a la Nación. La finca Araúna, de más de 14,7 mil hectáreas, fue acaparada hace más de 20 años por Marcello Bassan. La superficie reclamada por las familias tiene aproximadamente 6,3 mil hectáreas. Desde 2015, el fuego se ha utilizado como arma contra los ocupantes.
El proceso de lucha ha durado muchos años. Las familias ocuparon parte de la zona en 2013, fueron desalojadas en 2015, volvieron a ocupar la zona en marzo de 2020, y permanecen en el territorio hasta el momento actual, sufriendo todo tipo de violencia por parte del acaparador, de sus pistoleros y de la propia policía, además de la discriminación por parte de la gente de la ciudad, especialmente a los niños en las escuelas.
La lucha fué a los tribunales. En 2009, el gobierno federal presentó una demanda en el Tribunal Federal de Sinop (MT) para recuperar la zona, tras la declaración de interés social realizada por el INCRA. El recurso se ratificó en septiembre de 2019. Sin embargo, para que la Nación tome posesión, el Incra necesita finalizar el proceso administrativo de creación del PDS, lo que aún no ha ocurrido, aunque si ya cuenta con el dictamen favorable del área técnica del organismo[1]. Cuando volvieron a la zona en 2020, fueron las propias familias las que cambiaron el nombre del campamento por el de PDS.
Todas las solicitudes de regularización de tierras realizadas por el ocupante ilegal de la zona y su finca fueron denegadas por el INCRA. Sin embargo, parte de la zona sigue siendo utilizada por el acaparador para la cría de ganado, y el bosque para la tala ilegal.
Notas
Ver: “Após despejos e ameaças, sem-terra têm decisão favorável da Justiça pela reforma agrária – e governo não cumpre”, Repórter Brasil. Dezembro de 2020
El fuego como arma
Las acciones del Incra están agravando los conflictos existentes en el campo, especialmente en la zona de la Finca Araúna. Las familias han sufrido todo tipo de violencia, como fue denunciado en innumerables ocasiones. Desde el primer incidente, en el que las familias fueron desalojadas en 2009[2], se ha repetido el uso del fuego como arma. Además de la violencia cotidiana, hubo casos graves en 2015, 2016 y 2020.
En 2015, el 1 de octubre, tras una acción de desalojo por orden judicial, el acaparador, a través de un pistolero, incendió 80 casas de madera construidas por las familias. En 2016, en una acción de extrema violencia contra las familias, 12 pistoleros llegaron en la madrugada del 21 de febrero, fuertemente armados, disparando al aire, amenazando con matar a las personas, arrojando gasolina sobre las casas con niños dentro y amenazando con incendiarles. Las familias abandonaron el campamento con lo puesto, y lo que quedaba -todos los efectos personales, las cosas de cocina, los colchones, la comida, las cosechas- fue quemado, incluidos dos coches y una moto. La iglesia comunitaria fue demolida[3].
El 12 de septiembre de 2020 se produjo un nuevo intento del acaparador de expulsar a las familias de la zona donde viven, utilizando el fuego como arma. Según el informe de las familias, el fuego “vino de la sede de la Finca Araúna hacia el pre-asentamiento y quemó prácticamente todo”.
Se presentaron varios informes policiales en la Policía Judicial Civil de Guarantã do Norte denunciando que el fuego procedía de la sede de la Finca Araúna y que ya había “rumores” de que el ocupante ilegal de la zona, “prendería fuego al lugar para quemar a todos los residentes del asentamiento”. El mismo temor había sido denunciado al Consejo de Defensa de los Derechos de la Persona Humana de Mato Grosso (CDDPH), en una visita in situ realizada los días 21 y 22 de julio de 2020[4]. No hubo muertes, pero sí una gran destrucción del bosque, de las casas, de las plantaciones, de las cercas, con la pérdida y la muerte de pequeños animales, incluidos los salvajes. El 90% de la superficie ocupada por las familias fue quemada. Según informaciones de la Secretaría de Estado de Seguridad, las denuncias están siendo investigadas.
Notas
“No Mato Grosso a esperança não é boa e o mundo não é novo”. Febrero de 2016.
Ver nota del Consejo de Defensa de los Derechos de la Persona Humana de Mato Grosso- CDDPH y del Foro de Derechos Humanos y de la Tierra-FDHT/MT. Fogo e grilagem em Mato Grosso, a violência continua destruindo o sonho das famílias do pré-assentamento Boa Esperança. Agosto de 2020.
“Hemos plantado para comer… sobreviviendo con lo que tenemos. Cuando ocurrió el incendio teníamos plantaciones de piña, mandioca… Se quemaron muchas cosas… se quemó mi casa y se quemaron las cosas de dentro.
“Tuve que correr con los niños a la orilla del río por el humo, las habitaciones de los niños se quemaron.”
“El fuego quemó todos mis cultivos”.
Sin embargo, casi un año después de las denuncias, no se responsabilizó a nadie y nuevamente, el 14 de julio de 2021, las familias denunciaron el inicio de un incendio cerca de la sede de la Finca Araúna, registrado en nuevos informes policiales. Las familias consiguieron evitar que el fuego entrara en los límites de la comunidad, haciendo rondas permanentes para controlar el avance de las llamas y creando cortafuegos para proteger el territorio.
Además de los casos de violencia, desde hace más de 10 años, las familias y la Comisión Pastoral de la Tierra han denunciado persistentemente los crímenes ambientales practicados en la zona de la Finca Araúna ante las más diversas autoridades (MPF, Policía Federal, SEMA, IBAMA, Gobierno del Estado). Todos los casos están ampliamente documentados, con imágenes, vídeos y mapas que muestran el lugar donde se cometieron los delitos[5].
Sin embargo, a pesar de todas las pruebas, no se aprecia ninguna acción por parte de los organismos competentes para supervisar las denuncias presentadas, ni sobre los delitos medioambientales, ni sobre la violencia sufrida por las familias. Así, el acaparador Marcello Bassan y su hijo, Marcello Bassan Junior, no han sido considerados hasta la fecha responsables de ninguno de los delitos cometidos. La impunidad sirve de palanca para la continuidad de la violencia contra las familias.
Varias de las acciones de los acaparadores cuentan incluso con la connivencia y omisión de la Policía Militar de los municipios de Novo Mundo y Guarantã do Norte, como lo ocurrido el 1 de abril de 2020. Poco después de que las familias ocuparan parte de una zona de la Finca Araúna, la policía se acercó de forma violenta, utilizando el vehículo del propietario de las tierras para ir al campamento y negándose a redactar un informe de sucesos sobre las familias, hecho denunciado por el Foro por los Derechos Humanos y de la Tierra (FDHT) y por la Comisión Pastoral de la Tierra.
Resistencia
Tras años de lucha y resistencia viviendo en el campamento, bajo chozas de lona, las familias, con la ocupación del territorio, han luchado por construir sus casas y vivir de forma digna en sus lotes. Buscan sobrevivir de la tierra, plantando diversos tipos de alimentos como arroz, frijoles, maíz, mandioca, árboles frutales y hortalizas, además de criar animales para su propio consumo, como pollos de corral, cerdos y ganado. Hay lotes ricos en agua, con ríos y peces, además de agua potable cristalina directamente de las minas, bienes naturales que las familias luchan por preservar y conservar.
En la comunidad aún no hay energía ni señal telefónica. Por ello, hay muchos retos en el día a día de las familias, para la comunicación, la conservación de los alimentos y el ocio. Son cien familias, con más de 45 niños, que crecen en medio de las dificultades. Ellas siguen luchando sin perder la esperanza, perseverando en la permanencia en el territorio, en busca de una vida digna y de paz en el campo.
A pesar de todo, las familias tienen muchos planes para el futuro. La principal es seguir viviendo en la tierra, y esperan que el INCRA regularice la situación del PDS Boa Esperança, porque, en palabras de uno de los colonos: “todos los que están aquí es porque lo necesitan, necesitan este trocito de tierra para sobrevivir, para que en el futuro podamos dar un futuro mejor a nuestros hijos”.
[La identidad de las personas que dieron su testimonio se mantendrá confidencial por razones de seguridad].
Notas
Elizabete Fatima Flores es abogada popular y agente de la Comisión Pastoral de la Tierra en Mato Grosso
Luana Carina Bianchin es ingeniera forestal por la Universidad Federal de Mato Grosso y agente de la Comisión Pastoral de la Tierra