Maranhão

AMAZÔNIA

La Tierra Indígena (TI) Araribóia abarca los municipios de Arame, Buriticupu, Amarante do Maranhão, Bom Jesus das Selvas y Santa Luzia, en el sur del estado, en la zona de transición entre el Cerrado y la Amazonía. Con 413.288,0472 hectáreas, fue demarcada en 1982 y homologada en 1990[1]. Está habitada por 9.481 indígenas[2] de los pueblos Awá-Guajá (que no han sido contactados) y Tenetehara/Guajajara.

De la familia tupí-guaraní, los guajajara viven en más de diez tierras indígenas en Maranhão, situadas en el extremo oriental de la Amazonía – región central del estado. El contacto con los no indígenas fue bastante devastador, con historias de masacres, persecución y expulsión de territorios[3]. La actividad agrícola se basa en la plantación de mandioca, yuca, maíz, arroz, calabaza y sandía, entre otros. También se practica la pesca cuando se está cerca de las zonas ribereñas. Su organización social está basada en un sistema de parentesco, con la familia extensa como característica. Debido al intenso contacto con la sociedad no indígena, muchos aspectos de su cultura se han modificado o no se practican más, como las canciones, los rituales como el de la miel, el del maíz, el del moqueado (conocido también por “festa da menina moça”), entre otros.

Mapa Terra Indígena Arariboia - ISA
Mapa Terra Indígena Arariboia - ISA

La presencia del pueblo Awá que vive en la TI Araribóia fue confirmada por la Coordinación General de Indios Aislados y Recién Contactados (CGIIRC) en 2004, aunque los tenetehara/guajajara se han reunido con ellos en varias ocasiones. A lo largo de los años, el pueblo Awá-guajá de la Tierra Indígena Araribóia ha enfrentado un proceso de violencia debido a las constantes invasiones madereras. En 2012, equipos del Consejo Indigenista Misionero (Conselho Indigenista Missionário, Cimi) de Maranhão y de la Comisión de Derechos Humanos de la Orden de Abogados de Brasil (OAB) se desplazaron a la zona para investigar una denuncia realizada por líderes indígenas tenetehara/guajajara sobre el asesinato de un niño awá-guajá a manos de un maderero[4]. Sin embargo, el cuerpo no fue encontrado. Cerca de estradas madereras y campamentos de tala, se encontró un tapiri (cabaña que sirve de refugio temporal) de los awá. Por lo tanto, hay razones para creer que los encuentros nada pacíficos entre los madereros que invaden el territorio y los indígenas ponen en peligro su supervivencia.

Este contexto de invasión constante provoca una escasez de alimentos para los awá de la TI Araribóia, y expone a los indígenas a una situación de extrema vulnerabilidad. Con esto, los indígenas aislados se acercan a las aldeas del pueblo Tenetehara/Guajajara en busca de comida. En conversación con Olimpio Guajajara, coordinador del grupo de Guardianes del Bosque, informa:

Notas

Censo IMP/DSEI – MA.

Porantim\2012\Xxxiv nº 342 – Enero/Febrero-12

Es necesario proteger el territorio para que los awá estén tranquilos. Los madereros están entrando en el territorio, nuestra preocupación con ellos es grande. Tenemos que proteger el territorio.

Del proceso histórico de violencia, incendios e invasiones de territorio

La deforestación para la extracción ilegal de madera ha sido constante en el territorio. Los datos del Instituto Socioambiental (ISA) muestran que hasta 2020 se habían deforestado, por lo menos, 24.825 hectáreas en Araribóia[5]. Sin embargo, frente a esta situación ilegal, los líderes indígenas han luchado contra las invasiones.

Gráfico de desmatamento Araribóia - ISA
Gráfico de desmatamento Araribóia - ISA

Un retrato de esta situación fue una acción reciente, en febrero de 2021, de la Policía Federal (PF) y de otros órganos de protección que, tras numerosas denuncias, constataron lo que los indígenas denuncian constantemente: un verdadero saqueo de sus bosques para alimentar el comercio ilegal de madera. La Policía Federal identificó varios puntos de deforestación, así como aserraderos y fábricas de muebles en el territorio. Uno de los objetivos de la operación de combate de la tala ilegal en la TI Araribóia es precisamente proteger a los awá-guajá aislados, evitando su contacto con los madereros y la posible contaminación por el nuevo coronavirus[6].

La extracción ilegal de madera va de la mano de la violencia contra quienes defienden su territorio. Los datos del Informe de Violencia publicado anualmente por el Cimi señalan que en los años 2000 hubo al menos 48 casos de asesinatos de indígenas del pueblo Guajajara – 47 de ellos en Maranhão y uno en Pará. El año 2019 fue el cuarto año que registró más asesinatos en el período, con seis casos identificados hasta el 19 de diciembre, entre ellos el de Erisvan Guajajara, de 15 años, asesinado en la ciudad de Amarante. Otro dato importante es que las mayores cifras de asesinatos de Guajajara se registraron en los años 2007 y 2016, con diez casos cada uno, y 2012, con siete casos[7].

Uno de los casos con mucha repercusión nacional e internacional fue el asesinato el 1 de noviembre de 2019 del “guardián del bosque” Paulino Guajajara, muerto en una emboscada por invasores del territorio. Paulino estaba amenazado de muerte y había empezado a negociar su incorporación a un programa estatal para defensores de los derechos humanos[8].

Notas

La Plataforma Caci- Cartografía de los Ataques contra los Pueblos Indígenas es una importante fuente de datos sobre los asesinatos de indígenas.

Los datos son sistematizados por el CIMI y también por la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT).

Ver también: “Povo Guajajara resiste às invasões territoriais e registra 48 assassinatos em menos de 20 anos”. CIMI, 02/03/2020.

Ver: “Gente estranha tirou a vida do meu pai”, diz Aikyry Wajãpi. Amazônia Real. 10/09/2019.

En julio de 2007, los madereros, tras invadir la aldea Lagoa Comprida (a unos ochenta kilómetros de Amarante do Maranhão), tomar a mujeres como rehenes y asesinar a Tomé Guajajara[10], prendieron fuego en el bosque provocando un gran incendio en la región[11]. Fue el primer incendio criminal de grandes proporciones que se produjo en tierras indígenas. En los años siguientes, los incendios criminales han sido frecuentes. Así, además de los problemas de violencia contra los indígenas y las invasiones para la explotación ilegal de madera, el territorio sufre anualmente incendios forestales.

En 2015, un gran incendio intencionado y criminal provocado por madereros se extendió por el territorio. En septiembre de ese año, el Centro Nacional de Prevención y Combate de Incendios Forestales (PrevFogo) registró 374 focos de incendio en la TI Araribóia. El balance de las áreas quemadas, divulgado en marzo de 2016 por Prevfogo, fue de 225.000 hectáreas (54,4% del área total) de la TI Araribóia incendiadas[12]. En la ocasión, un agente del Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) resultó herido de bala en un fuego cruzado con los invasores[13].

En 2017, otro gran incendio en la región preocupó a los Guajajara y Awá-guajá, que aún se recuperaban de los incendios de 2015 y 2016. El líder Frederico Guajajara informó que los plantíos se habían perdido, que los animales de caza volvieron a desaparecer, que la recolección en el bosque ya no era posible y que las fuentes de agua se secaban con cada incendio:

Hoy corremos el riesgo de no celebrar nuestras fiestas tradicionales. Dentro de unos años, si sigue así, no habrá más bosque, no habrá más naturaleza para que nuestros hijos conozcan el coatitu, la cotia, todos los animales, los árboles, toda esta belleza. ¿No es eso un genocidio? Porque si no tenemos eso, estamos acabados.[14]

En 2019, otro gran incendio en la TI Araribóia puso en riesgo a las aldeas de Guajajara y al pueblo de Awá libre[15].

Resistencia

Desde 2008, los líderes indígenas formaron un grupo para proteger el territorio, hoy llamado Guardianes del Bosque, que ha estado luchando contra las invasiones y los incendios en la TI Araribóia.

“La principal misión del grupo es defender la Tierra Indígena Araribóia de la explotación ilegal de los recursos naturales, realizando un seguimiento ambiental y territorial con el fin de garantizar al pueblo Tenetehar y Awá Guajá las condiciones necesarias para su reproducción física y cultural”, se lee en la Carta de los Guardianes del Bosque, que denuncia las invasiones de los madereros ante los organismos públicos.

Los incendios siguen produciéndose[16], aunque en menor proporción, pero no por eso son menos preocupantes porque afectan al territorio donde viven los awá libres[17]. Los líderes indígenas expresan su preocupación por la situación también debido a la diezma de animales que son importantes para la alimentación y los rituales de los indígenas.

Notas

Porantim\2007\Xxx nº 300 – Noviembre-07

Esta y otras informaciones relacionadas con la violencia contra el Guajajara. Mapa de conflictos, Fiocruz. 

Mapa de conflictos, Fiocruz.

Los datos son preocupantes teniendo en cuenta el periodo de pandemia que se vive en el mundo y en el país con la falta de atención sanitaria a los pueblos indígenas. Desmatamento aumenta 827% em terra indígena no período da pandemia – CartaCapital.

Gráfico fogo Arariboia - ISA
Gráfico fogo Arariboia - ISA
Debido a esta historia de invasiones y violencia, la situación en la región fue denunciada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que, ante el riesgo que la pandemia supone para los pueblos indígenas, recomendó a Brasil:
Adopte las medidas necesarias para proteger los derechos a la salud, vida e integridad personal de los miembros de los Pueblos Indígenas Guajajara y Awá de la Tierra Indígena Araribóia, implementando, desde una perspectiva culturalmente adecuada, medidas de prevención frente a la diseminación de la COVID-19.
Es necesario y urgente construir un plan de vigilancia continua para la TI Araribóia, involucrando a las diversas esferas gubernamentales y a los indígenas. Si no se hace, el bosque y las vidas que dependen de él pueden quedar diezmados y se instalará el caos.

Gilderlan Rodrigues da Silva da Silva trabaja es miembro del Consejo Indigenista Misionero (Conselho Indigenista Missionário, Cimi) – Regional Maranhão

Lucimar Ferreira da Silva es asesora jurídica del Cimi Regional Maranhão.